EL PODER DE LOS PSICOBIOTICOS

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EL PODER DE LOS PSICOBIOTICOS

La simbiosis entre cuerpo humano y bacterias es tan estrecha que llega al terreno de los pensamientos y los sentimientos. Es posible regularlos con la ayuda de microorganismos.

El intestino es el único órgano que lleva dentro otro órgano, la microbiota, que no es humano. Está formado por bacterias. El Dr. M. Gerson habló por primera vez del “segundo cerebro” hace menos de diez años, para definir al conjunto de 100 millones de neuronas que se hallan en las paredes intestinales y que emiten diez señales al cerebro por cada una que reciben.

Produce neurotransmisores. Este cerebro intestinal produce serotonina, dopamina y una treintena de neuropéptidos similares o idénticos a las que se encuentran en el sistema nervioso central.

Hasta el 95% de la serotonina, neurotransmisor que nos proporciona alegría y satisfacción, se fabrica en el intestino. Este sistema nervioso entérico responde instantáneamente a las emociones.

Todos sabemos que el estrés nervioso y las emociones influyen sobre el estómago y el intestino. Los nervios de un examen pueden provocar diarrea y la persona que nos enamora nos despierta mariposas en el estómago.

LAS BACTERIAS INFLUYEN SOBRE EL ÁNIMO

Lo que empezamos a conocer es que lo que ocurre en el intestino también influye sobre lo que pensamos y cómo nos sentimos. Y que las bacterias intestinales desempeñan un papel importante en el funcionamiento de este segundo cerebro.

Esisten estudios que relacionan la microbiota con el bienestar o con trastornos como dpresión, ansiedad, adicciones o autismo.

De alguna manera nuestra mente y nuestro estado anímico también son fruto de la vida en simbiosis con los microorganismos.

Tratamientos con bacterias. Es lógico deducir que si se normaliza la microbiota se podrían mejorar o curar esas enfermedades. En vez de tomar fármacos antidepresivos con un montón de efectos secundarios podríamos estimular los precursores intestinales de la serotonina (la producción de este neurotransmisor decae con la enfermedad).

El efecto de las dietas. Distintos autores coinciden en que un cierto tipo de alimentación está asociado a la alteración de la flora y a los síntomas psicológicos. Es la dieta con abundancia de aditivos, harinas, azúcares refinados y grasas saturadas con un consumo excesivo de productos lácteos y cárnicos. Por el contrario, una dieta ecológica y variada, rica en productos fermentados, previene las alteraciones.

PRIMEROS PASOS DE OTRA PSICOLOGIA

Recientemente se ha acuñado en la Universidad de Cork (Irlanda) el concepto de psicobiótico para referirse a organismos vivos, que, en cantidades adecuadas, producen un beneficio sobre la salud mental de animales de experimentación y personas. Todavía no se ha llegado al punto de crear medicamentos vivos específicos para cada trastorno.

Los estudios indican que cada persona tiene una composición de la microbiota única, como la huella digital, los rasgos de la cara o la dotación genética.

Probablemente el tratamiento con psicobióticos del futuro será individualizado después de analizar la alteración concreta.

Terapeutas pioneros. La neuróloga Natasha Campbell-McBride propone una dieta con alimentos fermentados para los niños autistas y, en nuestro país, el psicólogo clínico y terapeuta Jesús Mier aborda la ansiedad, la depresión o el estrés con “psicobióticos” o “psicoterapia sintrópica” que considera “la interacción de la microbiota intestinal, la dieta y su relación con el cerebro, el pensamiento y las emociones”.

Luís Antonio Lázaro

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